El desempeño estudiantil hace referencia a la evaluación del conocimiento
adquirido en el ámbito escolar, terciario o universitario. Un estudiante con
buen rendimiento académico es aquél que obtiene calificaciones positivas en los
exámenes que debe rendir a lo largo de una cursada. La Evaluación representa el
proceso que valora en cantidad y calidad los resultados de las experiencias que
se ofrecen al alumno, de acuerdo con los objetivos propuestos, los recursos
utilizados y las condiciones existentes en un alto grado de seguridad acerca del
alcance determinado.
De
aquí, la importancia que representa, la Evaluación del Desempeño Estudiantil, la cual tiene como finalidad, comparar los objetivos propuestos en
los programas de enseñanza con los resultados o aprendizajes logrados por los
alumnos. Es por estas razones, que toda actividad evaluativa debe tener una
finalidad educativa y por ende el docente debe realizarla de modo que con las
técnicas utilizadas contribuya realmente a la construcción del aprendizaje de
los alumnos en forma general. La Evaluación Cualitativa como el paradigma que
marca elementos claves dentro de los procesos de enseñanza y aprendizaje debe
entenderse como la elaboración y aplicación de los instrumentos que no serán
el problema central de la acción educativa. Lo verdaderamente importante es la
relación que existe entre lo que el alumno construye y las competencias que
debe adquirir en cada etapa correspondiente de acuerdo con los programas
oficiales del Ministerio de Educación, Cultural y Deportes y la manera cómo el
docente obtuvo a través de la observación, la forma de la valoración del
progreso del estudiante.
El
mejoramiento continuo del desempeño estudiantil es una responsabilidad
indeclinable y conjunta de los y las estudiantes, como protagonistas de su
propia formación, y de las instituciones de educación universitaria. Dicho
mejoramiento implica el desarrollo de acciones institucionales que consideren,
entre otros aspectos: las condiciones de ingreso a la educación universitaria,
la formación previa de los estudiantes, el tránsito de la educación media a la
educación universitaria, la revisión de los procesos de enseñanza,
aprendizajes, los ambientes formativos más allá de las aulas de clase, la
valoración social de las instituciones y programas de formación de grado, las
vinculaciones de la formación con los campos de desempeño profesional, las
competencias y cualidades que se desarrollan, las condiciones de ingreso a la
actividad profesional, los centros de documentación e información, la atención
integral al estudiante; entendiendo que el conjunto de estos aspectos confluye
en la calidad, la igualdad de condiciones y la pertinencia de la formación de
los estudiantes en la educación universitaria.
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