Las
emociones están presentes en toda la vida del hombre, son la consecuencia de
cómo valora y percibe los acontecimientos del medio, y si los vincula con
satisfacción o limitación de sus necesidades. Por ello las emociones también
están relacionadas a los resultados alcanzados por los atletas.
Las
emociones pueden influir de manera notable sobre el grado de esfuerzo que se
debe realizar en el deporte. Los cambios corporales que ocurren en el momento
de la emoción alteran el modo en el que el atleta actúa, pueden perder la
motivación, sentir que no son capaces o todo lo contrario, ser un atleta con
una actitud mental de éxito.
Para
incrementar el rendimiento deportivo, los atletas deben estar en condiciones de
explotar sus recursos al máximo. De este modo, los centros de alto rendimiento
deportivo buscan potenciar las diferentes capacidades de los deportistas. Esto
implica el desarrollo de ciertas rutinas de entrenamiento para perfeccionar la
condición atlética, la técnica, entre otros. El estado de entrenamiento de un
deportista se expresa en el mejorado nivel de su rendimiento, el cual es
influido por el entrenamiento, la competencia y otras ayudas.
El
rendimiento deportivo, se encuentra ligado al éxito, por ello, todo deportista
que se presenta a una competición desea salir vencedor o, por lo menos, ocupar
un buen lugar en comparación con sus competidores. Esto sólo es posible si los
rendimientos de todos los participantes en la competición se valoran por el
mismo nivel, de forma que pueda establecerse una clasificación de acuerdo con
los rendimientos.
Las
propias cualidades de la persona, su salud, sus factores morfológicos o incluso
su coordinación de tipo neuromuscular también influyen en su rendimiento
deportivo. Pero hay que subrayar que los deportistas que juegan en equipo a
todos esos factores deben añadir otros que también pueden influir notablemente
en lo que es su rendimiento.
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